Frase atribuida a uno de los Siete Sabios de Gracia y que gracias a Sócrates ha llegado hasta nosotros; y desde entonces se repite y se reconoce como un deber legitimo del ser humano.
Cuán importante es conocerse, saber cómo uno es, el por qué se reacciona de una manera u otra frente a distintas situaciones, qué quiere uno realmente y cual es el verdadero anhelo.
Ser uno mismo es la llave que abre todas las puertas, pues ¿qué puertas se pueden abrir siendo otro?
Detrás de este «Conócete a ti mismo», hay algo más profundo, más hondo, que inevitablemente aparece cuando empieza la búsqueda.
Entonces, comienza un despertar, el descubrimiento de Ātman, la propia Alma y la experiencia de saber que la propia Alma es el Alma de todo lo que existe.
¿Cómo podemos conocernos a nosotros mismos?
Joan Mascaro, nos lo explica de manera clara en este texto de gran belleza.
«Conócete a ti mismo» es sabiduría suprema; pero ¿cómo podemos conocernos a nosotros mismos? ¿Lo que buscamos es un mero conocimiento intelectual?
La psicología moderna explica buena parte de los mecanismos de la mente, y plantea hipótesis interesantes y útiles, pero no deja de ser un estudio de la mente como objeto.
¿Cómo puede conocerse la mente como sujeto, salvo a través de la experiencia?
Todos somos conscientes de los diferentes valores que guían nuestra vida interior: la diferencia que experimenta nuestra vida interior cuando la rutina de las tribulaciones diarias, grandes o pequeñas, nos hace sentir que realmente no estamos viviendo, o cuando oímos una sinfonía de Beethoven o leemos a Shakespeare o a Dante o los Upanishads, caso de que podamos leer o escuchar; pero ¿somos capaces de saber qué es lo que nos permite ser conscientes de nuestra propia consciencia? ¿Podemos conocer esa esencia de nuestra vida que nos permite vivir y sentir y pensar?
Si lo hiciéramos, llegaríamos a conocernos a nosotros mismos, a nuestro Ātman: conoceríamos a Dios.
Entonces podríamos saber, al igual que sabemos que estamos vivos, pero con una intensidad mucho mayor, que existe un centro dentro de nosotros que nos proporciona esa unicidad que llamamos consciencia y que puede ser uno con el UNO, el nexo invisible que proporciona la unidad de nuestras pequeñas vidas y que es la unicidad de este vasto universo.
Ésta es la gran aventura y el gran descubrimiento. Nadie puede hacerlo por nosotros.
Hasta que no alcanzamos la cima de la montaña, no vemos en todo su esplendor el paisaje que se extiende más allá; si bien hay destellos de luz que iluminan nuestro camino hacia la montaña.
Estos destellos de luz nos dan fe, y entonces sabemos, no con el conocimiento externo de leer libros, sino con esa certidumbre de la fe que proviene de los momentos de vida interior.
Ésta es la gran aventura y el gran descubrimiento.
Nadie puede hacerlo por nosotros.
Mamen Lucas
Ona Daurada