¿Quién no ha pasado por momentos e incertidumbre?
¿Quién no ha vivido días en los que parece que todo va mal?
En esos momentos desconfías de tu criterio, ya no eres capaz de ver con claridad y tratas de encontrar las respuestas fuera de ti; pero esas respuestas tampoco sirven o al menos no del todo, sencillamente porque no son tuyas.
¿Y si buscas dentro de ti, escuchando esa voz interior que nos acompaña siempre, de manera especial en los momentos difíciles?
Hablar con uno mismo es útil para aclarar la mente, nos permite tomar distancia, vernos desde fuera y conocer qué es lo que en realidad queremos.
Una buena pregunta, si se formula desde la mente calmada y teniendo en cuenta los sentimientos, es decir, escuchando al corazón, lleva en sí misma la respuesta. Una buena pregunta aviva la conciencia, ayuda a pensar y conduce a un nivel superior.
Preguntas
Si eres valiente y confías en tu intuición, prueba con estas preguntas:
¿Qué haría la persona que más admiro ante este desafío que se me plantea?
Siempre hay una persona de la que admiramos su capacidad ante los desafíos; piensa cómo lo haría ella.
Si consultara al mayor sabio del planeta ¿qué me aconsejaría?
Sí, el sabio más sabio; que en realidad no es otro que tu propia intuición.
Si un amigo se encontrara en mi misma situación, ¿qué le aconsejaría?
Piensa en alguien muy querido, a quien le deseas todo lo mejor.
¿Qué soluciones me indicaría mi «sabio interior» si le prestase más atención?
Atención, esa es la palabra clave, pues sólo con atención aparece ese “sabio interior”.
Si conociera las respuestas de mis desafíos, ¿cuáles serían?
Deja volar tu imaginación, aunque puedan aparecer respuestas absurdas.
¿Qué soluciones no he intentado aún?
No te pares en lo has hecho hasta ahora, olvídalo, encuentra nuevas opciones, amplia tu campo de posibilidades.
¿En qué concentro mi atención cuando encaro el desafío?
Quizás la pregunta más importante. Donde pones la atención va la acción, y en consecuencia la solución.
¿Qué decisión conseguiría que mi dificultad desapareciera para siempre?
Mira en tu archivo interior si esta situación de reto, dificultad o desafío se repite de forma parecida con frecuencia y si es así que decisión debes tomar para cambiarla.
¿Cómo puedo mejorar radicalmente mi situación actual?
Ahora, en este momento. Tú tienes dentro todas las capacidades que necesitas, encuéntralas.
Si finalmente no hubiera solución a este reto, ¿qué es lo que podría pasar?
Pregunta clave; a veces sucede que lo malo resulta ser lo mejor.
¿Para qué persona mi dificultad no supondría ningún problema?
No se trata de comparar sino de modelar, de tomar como modelo lo que hace aquella persona para resolver esta clase de situación.
No busques respuestas inmediatas.
Llega hasta el corazón de las preguntas y contesta desde el tuyo.
Fuente: Raimon Samsó
Mamen Lucas
Ona Daurada.
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