Toda nuestra existencia es magia, todos nuestros actos, incluyendo los gestos, las miradas y las palabras, todos los sentimientos y los pensamientos son mágicos.
Todo lo que somos capaces de hacer es magia y sin embargo para la mayoría de las personas la palabra magia es, cuanto menos, una palabra inquietante.
La magia es algo denostado, mal visto, y no obstante todos practicamos la magia, incluso de podría decir que no hacemos otra cosa.
Hace cierto tiempo se publicitaba un producto que decía: “No es magia es ciencia”. Como si en la ciencia no existiera una maravillosa magia.
Cada hombre, cada mujer es un mago, una maga. Cuando tenemos pensamientos o sentimientos negativos manchamos o destruimos algo, se podría decir que esto entra en la categoría de magia negra; y todo aquello que es capaz de construir, embellecer o iluminar entraría en la categoría de magia blanca.
Las tres grandes leyes mágicas según Omraam Mikhaël Aivanhov
Para Omraam Mikhaël Aivanhov la magia no es otra cosa que una prolongación de la Física. La Física estudia las propiedades de la materia, así como las leyes que la rigen. Sucede lo mismo con la magia, con la diferencia de que la magia va más lejos, porque trabaja en un terreno más sutil: las fuerzas y la materia psíquicas.
Las tres grandes leyes mágicas son:
1.- La ley de grabación.
Hay algo que no podemos dudar en absoluto y es que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos se registran en nosotros y fuera de nosotros, y dejan, por tanto, huellas.
El conocimiento de esta ley es la base de toda la vida moral y espiritual; desde el momento en que todo se graba, uno no puede permitirse el lujo de hacer lo que le viene en gana porque cualquier pensamiento, sentimiento o deseo tiene sus consecuencias.
2.- La ley de la afinidad.
Todos los que han estudiado las relaciones entre el ser humano y el cosmos han descubierto que existe entre ambos una correspondencia absoluta.
Cada vibración tiende a encontrarse con otra vibración semejante, fusionándose con ella. Todas las criaturas, mediante sus vibraciones y sus longitudes de onda correspondientes, entran en relación con otros seres, con otras entidades y otras fuerzas del universo que poseen las mismas longitudes de onda, las mismas vibraciones. El ser humano a través de sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos entra en afinidad con regiones, con criaturas visibles e invisibles que poseen las mismas longitudes de onda y las atrae.
El conocimiento de esta ley de afinidad nos lleva a trabajar para atraer partículas de una naturaleza tan luminosa que todo comience a mejorar en nosotros.
3.- La ley de acción y reacción.
Todo actúa sobre nosotros, todo lo que vive en la naturaleza nos influye: el sol, las estrellas, las plantas, las piedras, los animales… y por supuesto el comportamiento de los seres humanos. El cosmos es como una inmensa pared que devuelve como un eco cada una de nuestras manifestaciones, por lo que en todo aquello que sucede en nuestra vida, no sólo nada queda sin efecto, sino que además, como consecuencia de ese eco, todo lo que hacemos termina por volver a nosotros, aunque las consecuencias de nuestra conducta no se perciban inmediatamente, porque alcanzan en primer lugar a otras personas, que reciben las ondas emitidas por nuestros pensamientos, nuestras entidades y nuestros actos.
Por todas partes, aquello que toquéis, a donde vayáis,
pensad en no dejar más que huellas de luz y de amor,
para que los seres humanos vibren cada vez más
al unísono con el mundo divino.
Del libro: “El libro de la Magia divina” de Omraam Mikhaël Aivanhov
Imagen: Mariusz Lewandowski
Mamen Lucas
Ona Daurada
Artículos relacionados:
https://onadauradaentrena.com/la-magia-del-lenguaje/
https://onadauradaentrena.com/hablar-modifica-mundo/
https://onadauradaentrena.com/vision-percepcion-quien-ve/
https://onadauradaentrena.com/los-tres-ojos-del-alma/
