A lo largo de la vida pasamos por muchas y diferentes etapas. Nos enfrentamos a constantes cambios que suponen ganancias y pérdidas.
La vida nos puede cambiar en un segundo y hasta cuando es para bien, podemos experimentar pérdidas o cambios en todas las áreas de nuestra vida. Algo tan simple como mudarnos a una nueva casa, además de ilusión puede implicar una pérdida. Cuando se trata de grandes pérdidas, como el fallecimiento de un ser querido, la pérdida de la salud, la ruptura de una relación o de un matrimonio, la pérdida de capacidades, que conlleva a la dependencia de otras personas, como consecuencia de la edad o enfermedad, una pérdida económica, la perdida del trabajo y hasta una desilusión, cada persona la vive de manera distinta y cada persona sabe cuanto le cuesta aceptar la nueva situación y cómo continuar con su vida.
¿Sabes enfrentarte a las pérdidas?
¿Cómo vives tus propias pérdidas?
Todos nosotros hemos sido educados para buscar la «seguridad»; en la pareja, en el trabajo, con los hijos… ¡seguridad ante todo!
¿Te has parado a pensar cuántos cambios se han producido en tu vida?
La vida es un constante fluir de experiencias, emociones y necesidades a las que inevitablemente tenemos que ir adaptándonos. Los cambios que se suceden en nuestras vidas forman parte de nuestra evolución.
Sin embargo no nos han preparado para los cambios, ni nos han enseñado a procesar las pérdidas. Paradójicamente nos educan para la búsqueda constante de la «estabilidad». Aspiramos a tener «garantías» de que todo permanecerá igual.
¿Qué sientes al escuchar, acepta lo que es?
¿Crees que realmente no puedes aceptarlo?
¿Hace que te sientas molesto y enfadado?
- Entonces, acepta lo que es.
¿Puedes aceptar que estas molesto y enfadado? ¿Puedes aceptar que no puedes aceptarlo?
- En este caso, «Lleva aceptación a tu no-aceptación. Lleva rendición a tu no-rendición».
A continuación observa qué ocurre.
La vida una
Muchas expresiones que usamos habitualmente y el lenguaje en sí mismo revelan que las personas no saben quienes son. Cuando decimos: mi casa, mi pareja, mis hijos, mi negocio, mi trabajo,…. o en general cuando decimos «mi vida», hablamos como si la vida fuera algo que pudiéramos poseer o perder. Lo cierto es que no tienes una vida, eres una vida.
Eres la Vida Una, la conciencia que interpenetra todo el universo y toma forma temporalmente para experimentarse como piedra, como hoja de hierba, como un animal, una persona, una estrella o una galaxia.
¿Puedes sentir en lo profundo de ti que ya sabes esto? ¿Puedes sentir que ya eres esto?
Aprende a adaptarte a las nuevas situaciones de la forma más adecuada posible y respeta siempre tus necesidades.
Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos.
Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos
Ona Daurada
Gracias por la publicacion, excelente….
Muchas gracias a ti Julio!!!