El origen del té – Reflexión

El origen del te – Reflexión from Ona Daurada on Vimeo.

Una leyenda afirma que el té fue descubierto por Bodhidharma, el monje que llevó el budismo desde la India a China y fundó el Zen.

Bodhidharma llevaba nueve años meditando de cara a la pared.

Era normal que empezara a quedarse dormido. Pero él luchó contra el sueño, en su afán por vencer la inconsciencia.

Quería permanecer consciente incluso mientras dormía. Quería mantener una continuidad de la conciencia: la luz debía permanecer encendida día y noche, las veinticuatro horas, pues en eso consiste la meditación.

Hasta que una noche le fue imposible seguir despierto: se estaba quedando dormido. Entonces se cortó los párpados y los tiró. Así no habría manera de cerrar los ojos.

Para acceder a los ojos interiores hay que renunciar a los ojos exteriores.

Ése es el alto precio que hay que pagar.

¿Y qué ocurrió?

A los pocos días se dio cuenta de que de los párpados que había arrojado al suelo surgía un pequeño brote.

Era la planta del té.

Por eso cuando bebemos té algo de Bodbidharma entra en nosotros y nos cuesta dormirnos.

Bodhidharma meditaba en una montaña llamada Cha, de ahí procede el nombre del té, de la montaña donde Bodhidharma meditó durante nueve años.

Cuando hoy un maestro zen dice:

“Toma una taza de té”, en realidad está diciendo:

“Prueba un poco de Bodhidharma”.

No te plantees todas esas pregun­tas sobre si existe Dios o no, quién creó el mundo, dónde está el cielo y dónde el infierno, cuál es la teoría del karma y si existe o no la reencarnación.

Cuando un maestro de zen dice:

“Toma una taza de té”, está diciendo:

“Trata de volver­te más consciente, no te entretengas con tonterías. No te van a servir de nada”.

Imagen: Graham Gercken

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