¿Sabes utilizar la totalidad de tu cerebro?

 

Si comparamos el tiempo que hace que el ser humano tiene cerebro con la edad de la Tierra, es como si hiciera unos días que tenemos la capacidad de raciocinio, es un instrumento increíble que estamos aprendiendo a utilizar.

Existe la creencia de que los seres humanos no utilizamos nuestro cerebro al completo. A veces hemos escuchado que sólo empleamos un 20% de nuestro cerebro. Actualmente la neurociencia del cerebro nos ha demostrado que no es exactamente así, el cerebro utiliza todas y cada una de sus partes para mantener las necesidades biológicas, emocionales  y mentales.

Empleamos todo el cerebro aunque aún nos falta mucho para aprovechar el inmenso potencial que tenemos.

Sabemos cómo es nuestro cerebro, cuales son sus partes y que función realizan la mayoría de esas partes, sabemos que existen los neurotransmisores y algo de lo que sucede cuando estos no marchan bien y hemos avanzado mucho en la manera de solucionarlo.

Sabemos cual es el mecanismo que produce nuestras lágrimas cuando lloramos pero no sabemos cómo nuestro cerebro se da cuenta de que estamos tristes.

Las transmisiones cerebrales son instantáneas y eso tampoco sabemos como ocurre.

Los estudios sobre el cerebro son apasionantes y numerosos expertos están aportando conocimientos valiosos para mantenernos cerebralmente sanos y para obtener el mayor potencial posible.

 

 

¿Cuál es tu hemisferio dominante?

El cerebro funciona como un todo y nosotros podemos aprender a ponerlo en la actitud o faceta que en cada momento nos sea más beneficiosa, haciendo que predomine la parte mas apropiada para lograr el objetivo deseado.

Durante décadas se han realizado muchas investigaciones sobre lo que ha dado en denominarse teoría del predominio cerebral.

Fun­damentalmente, se ha descubierto que cada hemisferio del cerebro (el izquierdo y el derecho) preside diferentes funciones y tiende a es­pecializarse en ellas, procesa diferentes tipos de información y abor­da distintas clases de problemas.

En lo esencial, el hemisferio izquierdo es más lógico y verbal, y el derecho es más intuitivo y creativo. El izquierdo trata con pala­bras, el derecho, con imágenes; el izquierdo, con partes y detalles, derecho, con totalidades y con la relación entre las partes. El iz­quierdo analiza, lo que supone dividir y fragmentar; el derecho sin­tetiza, lo que significa unir. El izquierdo piensa secuencialmente: el derecho piensa de modo simultáneo y holístico. El izquierdo está li­gado al tiempo; el derecho está exento de tiempo.

Aunque empleamos ambos hemisferios cerebrales, por lo gene­ral uno u otro tiende a prevalecer en cada individuo.

Desde luego, lo ideal es cultivar y desarrollar una buena comunicación entre los dos hemisferios, de modo que primero se pueda advertir qué es lo que la situación requiere, y después emplear la herramienta adecua­da para abordarla.

Normalmente tendemos a quedarnos en la «zona có­moda» de nuestro hemisferio dominante, y a procesar todas las situa­ciones en concordancia con una preferencia cerebral izquierda o derecha.

Las personas con predominio cerebral derecho o izquierdo tienden a ver las cosas de distinto modo.

Vivimos primordialmente en un mundo en el que domina el he­misferio izquierdo, en el que están entronizadas las palabras, las me­diciones y la lógica, mientras que el aspecto más creador, intuitivo, sensitivo y artístico de nuestra naturaleza suele estar subordinado.

A muchos de nosotros nos resulta más difícil utilizar la capacidad de nuestro hemisferio cerebral derecho.

 

 

Puedes crear conscientemente tus propia perspectivas

Lo que nos interesa recordar es que el cerebro es capaz de desem­peñar muchas funciones de distinto tipo, y que cuando tomamos conciencia de sus diversas aptitudes podemos emplear deliberada­mente nuestra mente para satisfacer necesidades específicas de mo­dos más efectivos.

Nuestra autoconciencia nos permite examinar nuestros propios pensamientos. Esto nos permite conocer cómo queremos vivir, tomar nuestras decisiones y hacernos responsables. Esto es particularmente útil para conocer nuestra misión personal.

Las dos únicas dotes humanas que lo hacen posible son la imaginación y la conciencia moral, y son primordialmente funciones del hemisferio derecho del ce­rebro.

Cuanto más podamos servirnos de la capacidad del hemisferio derecho, más fácilmente podre­mos visualizar, sintetizar y trascender el momento y las circunstan­cias presentes, proyectar una imagen holística de lo que queremos hacer y ser en la vida.

Si comprendemos cómo hay que utilizar

 la capacidad del he­misferio derecho,  el creativo,

aumentará enormemente nuestra aptitud

para crearnos nuestra misión personal.

Imagen: Trish Bibble

Mamen Lucas

Ona Daurada