Un solo sabor – Meditación

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Te encuentras sentado en una hermosa playa, una cala rodeada de grandes y verdes árboles, oyes el ruido del mar y ves las pequeñas y tranquilas olas que acarician la playa formando encajes blancos en la orilla. Hay un cielo muy azul y unas pequeñas nubes de verano se pasean lentamente por él.

Observa las nubes y todo lo que te rodea y date cuenta de que eso no te exige ningún esfuerzo, todo es muy simple, muy sencillo, muy fácil y muy espontáneo.

Contempla ahora las sensaciones que aparecen en tu propio cuerpo, tal vez la sensación de presión en la zona en que estas sentado, un leve calor en alguna parte de tu cuerpo o una tensión en la nuca.

Tú puedes ser fácilmente consciente de estas sensaciones, estas sensaciones aparecen en tu conciencia presente y esa conciencia es muy sencilla, muy fácil, muy espontánea  y no requiere esfuerzo alguno. Simplemente observa sin realizar ningún esfuerzo.

Observa ahora los pensamientos que aparecen en tu mente, puedes darte cuenta de la aparición espontánea en tu conciencia de imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y miedos.

Son pensamientos que emergen, permanecen un rato y terminan desapareciendo.

Los pensamientos y los sentimientos aparecen en tu conciencia presente de un modo muy simple, muy fácil y muy espontáneo, y tu te dedicas simplemente a obsérvalos sin realizar esfuerzo alguno.

Date cuenta ahora de que, si puedes ver discurrir las nubes, moverse las hojas de los árboles, oír el ruido del mar y ver formarse y desaparecer el encaje blanco de la orilla, es porque tú no eres eso, ni las nubes, ni los árboles, ni el mar, sino el observador que lo contempla.

Date cuenta de que si puedes experimentar las sensaciones corporales, es porque tú no eres esas sensaciones, sino el testigo que las contempla.

Date también cuenta de que si puedes ver el discurrir de los pensamientos, es porque tú no eres esos pensamientos, sino el observador que los contempla.

De una manera espontánea y natural todas esas cosas emergen en tu conciencia presente, sin que tengas que hacer el menor esfuerzo.

¿Quién eres tu, pues?

No eres ninguno de los objetos que se hallan frente a ti, ninguna de las sensaciones, ninguno de los pensamientos, no eres ninguna de esas cosas, sino la conciencia sin esfuerzo que las observa.

Pregúntate a ti mismo.

Yo tengo sentimientos, pero no soy esos sentimientos, ¿Quién soy yo?

Yo tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos, ¿Quién soy yo?

Yo tengo deseos, pero no soy esos deseos, ¿Quién soy yo?

Ahora vuelve hacia la fuente de tu conciencia, da un paso hacia tu interior, ahí esta la Esencia, (el Testigo), descansa en ella y repítete, yo no soy objeto, ni sensaciones, ni deseos, ni pensamientos.

Cuando descansas en tu Esencia, veras que no ves nada raro, porque si vieras algo, eso no seria más que otro objeto, otra sensación, otro sentimiento, otro pensamiento u otra imagen, todo ellos son, lo que tú no eres.

Lo único que percibes es una sensación de Libertad, una sensación de Liberación de la identificación con los pequeños objetos finitos, con tu pequeño cuerpo, con tu pequeña mente y con tu pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden verse y en consecuencia no pueden ser tu Verdadero Yo, tu Esencia, que es lo que realmente eres.

Así en este punto no veras nada en particular.

Todo lo que aparezca está bien, las nubes flotan en el cielo, el viento mueve las hojas de los árboles, el mar va y viene con sus olas, las sensaciones se mueven en tu cuerpo, los pensamientos discurren por tu mente, y puedes contemplar todo eso sin necesidad de hacer el menor de los esfuerzos.

Todo eso aparece espontáneamente en tu conciencia presente, sin realizar esfuerzo alguno.

Y esa conciencia testigo no es nada concreto que puedas ver, sino una inmensa sensación de Libertad.

Tú eres esa Libertad, esa Apertura, esa Vacuidad y no cualquier cosa que emerja en ella.

Descansando en la Esencia, en ese Testigo vacío y libre, advierte ahora que las nubes, los árboles, el mar están en el mismo espacio de tu conciencia.

Las nubes emergen dentro de ti, puedes degustar las nubes, tu eres uno con las nubes, tu eres ese árbol que mueve el viento, tu eres ese mar que se acerca y se aleja de la orilla.

El cielo, la tierra, el mar y tu conciencia es UNO y todas las cosas que flotan en el cielo, que se mueven en el mar o que están en la tierra, están flotando o moviéndose dentro de tu conciencia y todo esta tan próximo, que puedes besar el Sol, tragarte las montañas o beberte el Océano.

Cuando dentro y fuera dejan de ser dos, cuando sujeto y objeto no son dos, entonces el observador y lo observado se torna “UN SOLO SABOR”

Texto extraído de Ken Wilber

Mamen Lucas

Ona Daurada

Un solo sabor . Meditación – Visualización from Ona Daurada on Vimeo.

2 comentarios en “Un solo sabor – Meditación

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