Tener miedo es algo tan natural como ser persona. El miedo es un sentimiento y un comportamiento normal y reflejo en los seres humanos y en los animales. Gracias al miedo somos capaces de prepararnos para que la situación temida sea más fácilmente controlable
Ante cualquier cosa o situación desconocida, desarrollamos un sentimiento de miedo, de ansiedad, de preocupación, de temor, de incertidumbre… Sentimientos totalmente naturales. Muchas veces son más inquietantes antes de ocurrir el hecho o la circunstancia que durante ella. Cuando llega y se presenta de sopetón, uno mismo reflexiona y dice: ¡Para qué sufrir tanto antes de que llegara, si no ha sido para tanto! Ese sentimiento de temor, normal, nos hace prepararnos, analizar la situación… Es sin duda una buena manera para que la situación no me pueda y salga airoso de ella.
Tener miedo constantemente y por todo, con causa o sin ella, es algo que debemos solucionar, pues impide nuestro desarrollo personal, social e incluso laboral.
Estos medios exagerados, persistentes y en muchos casos irracionales, son las denominadas fobias. Las fobias, cualesquiera que sean, limitan nuestra vida.
Las manifestaciones del miedo
Un lugar, una persona, una cosa, una situación, un pensamiento,… pueden convertirse en una fobia que nos hace desarrollar un especial estrés y una ansiedad extraña que nunca hubiéramos pensado que pudiera ocurrirnos a nosotros. Y eso nos hace huir y no afrontar tal lugar, persona o situación, o temer la situación de tal manera que nos quedemos inertes, sin reaccionar.
Evitando el sufrimiento de la situación temida, sufrimos de otra manera, al dejar de hacer aquello que quisiéramos hacer sin mayor complicación.
En la mayoría de casos observamos que nuestras manifestaciones de miedo suelen ser subjetivas, pero observables: Dolor precordial, bolo en el estómago. Nudo en la garganta,…No siempre todas las manifestaciones en conjunto, ni siempre las mismas. Las manifestaciones fisiológicas u orgánicas parecen tan reales, cuando se van observando con cierta frecuencia, que acabamos creyendo que algo malo-físico nos pasa. ¡Solo es un miedo exagerado a lo que sea! Es lógico que tengamos esta confusión.
La fobia, el miedo exagerado puede ser de tal calibre que nos haga reaccionar de forma desmedida. A este proceso se le denomina “ataque de pánico”. No es otra cosa que un estrés emocional con un alto nivel de angustia, pero el que lo pasa lo siente realmente y de forma intensa.
A este proceso del comportamiento lo llamamos psicosomatizar, y no es otra cosa que traducir nuestros temores o miedos en sensaciones físicas. El sistema vegetativo-emocional (Simpático y Parasimpático) siempre reacciona de la misma manera: tengo miedo, temor exagerado, síntomas psicofísicos o psicosomáticos.
Cuando observamos que el miedo nos atenaza y esclaviza en la vida ordinaria, es cuando deberíamos analizar esos miedos con sus manifestaciones fisiológicas y psicológicas e intentar ponerle remedio, si es necesario, de la mano de un profesional.
Las personas, según nuestra estructura genética, educación y las experiencias de nuestra vida, tenemos un “esquema” ya aprendido, que favorece que construyamos una situación de éxito o de fracaso, de miedo o de huida, de ansiedad o de estrés,… Esta forma de pensar, de sentir, de vivir, nos hace –casi sin ser conscientes de ello- actuar de una u otra manera ante los miedos exagerados.
Las expectativas que tiene uno de daño median siempre en las respuestas de ansiedad, y eso produce más estrés y ansiedad. Por eso es tan importante preguntarnos, qué pienso yo y qué espero yo de mi vida o de la vida en sí misma, para que esa situación cognitiva me ayude a programarla de una manera más a mi favor.
Fuente: Emilio Garrido-Landívar y Javier Fernández-Montalvo
Imagen: Galina Anisimova
Núria Batlle
Ona Daurada