Cuando todo va como uno quiere, es fácil sentirse bien. Pero para vivir seguro de uno mismo, necesitamos saber cómo manejarnos cuando la confianza está amenazada.
Estas amenazas suelen revestir diferentes formas, pero una en la que las personas no solemos pensar es simplemente el paso del tiempo. Todo el que quiera vivir con confianza debe pensar: ¿cómo puedo avanzar por las diferentes fases de mi vida sintiéndome siempre igual de seguro de mi mismo? Aún en el caso de que estemos seguros se de nosotros mismos, los cambios exteriores nos pueden pasar factura.
Cualesquiera que sean las circunstancias exteriores, prevenir un poco es curar un mucho, por lo que hay que saber reconocer enseguida los signos de pérdida de confianza.
La pérdida de confianza: ¿terremoto o erosión?
Dos son las principales formas de pérdida de confianza. La primera, es la producida por una impresión fuerte (terremoto), un cambio y normalmente algo que sentimos que no podemos controlar. Eso nos produce una pérdida de confianza que desencadena sentimientos de desorientación y desconcierto. Implica una pérdida, de ahí que se suela sentir como un trauma. Éste puede ser producido por la pérdida del empleo, la pérdida de un rol, la pérdida de una relación.
La otra posibilidad forma, más sutil, de pérdida de seguridad en nosotros mismos es a través de un lento desgaste (erosión). Una pérdida lenta y prolongada de confianza es como un grifo que gotea, que, sino se repara, puede llenar la pica de agua, desbordarse y provocar una inundación.
Ejercicio para convertir los contratiempos en avances
Es algo que podemos hacer en cualquier momento de la vida para verla desde una perspectiva distinta. Para muchas personas es una forma fácil y sorprendentemente efectiva de aprender de la experiencia y de darse cuenta de cuál es en realidad su situación actual.
Piensa en algún momento concreto en que te encontraras con alguna adversidad que te supusiera todo un reto. De un modo u otro lo superaste. Puede ser cualquier cosa, desde una crisis familiar a un fracaso en los negocios. Escribe una carta a alguien en quien confíes y cuéntale sinceramente lo ocurrido, cómo hizo que te sintieras en su momento y cómo te sientes ahora. No vas a mandar la carta, nunca. Simplemente vas a hacer un balance de la situación una vez solucionado todo y pondrás sobre papel tus sentimientos y pensamientos, y se lo contarás a una persona en quien confías porque así te puedes sincerar.
Antes de ponerte a escribir, hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué papel desempeñaste tú en aquella crisis o aquel fracaso?
- ¿Qué efecto produjeron en tu forma de afrontar las cosas las personas de las que te rodeabas?
- ¿Cómo afectaros éstas a tu confianza antes y después de la crisis?
- ¿De qué clase de personas te rodeas ahora?
- ¿Cómo afectan a tu confianza?
- Superaste la crisis o el fracaso. ¿Cómo te sientes por el hecho de que lo hicieras?
- ¿En qué medida afecta a tu confianza este conocimiento a medida que vas saliendo adelante?
Una vez escrita la carta, léetela en voz alta y observa el camino que has recorrido desde el inicio de la crisis, pasando por su resolución y llegando al estado en que hoy se encuentra la seguridad en ti mismo. Cuando miras atrás, ¿qué crees que te sirvió para ganar mayor confianza?
Una de las formas más eficaces de reintroducir algo en nuestra vida, incluida la confianza, es decidir hacer de ella una costumbre regular.
La confianza no tiene nada que ver con la posibilidad de vivir una vida como la de cualquier famoso extrovertido; se trata de saber vivir plena y libremente como uno mismo.
Fuente: Ian McDermott
Imagen: Nancy Seamons Crookston
“La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito.”
Emerson
Núria Batlle
Ona Daurada