La Trimūrti en el hinduismo está formada por: Brahmā, Viṣṇu y Ṥiva, tres representaciones de Brahman, El Absoluto, Dios.
Brahmā, es el Creador del Universo y se representa con cuatro cabezas, Catur Muka.
Viṣṇu, es el Preservador o Sustentador.
Ṥiva, es el Destructor.
En los Puranas, textos sagrados hindú de literatura escrita, que contienen narraciones ancestrales, ilustrativas y repletas de enseñanzas, que aclaran la profunda significación del conocimiento védico, encontramos la siguiente narración.
Un día, Brahmā, fue a visitar la casa de Viṣṇu, al llamar a la puerta una voz le preguntó:
– ¿Quién es?
– Soy, Brahmā.
– ¿Qué Brahmā? –respondió la voz.
– ¿Cómo qué Brahmā? ¡Pues Brahmā!
– Vale –contestó la voz. Pase.
Cuando Brahmā entró fue conducido a una gran sala y allí se encontró con otros muchos
Brahmās, pero con una diferencia, cada uno tenía un número distinto de cabezas; uno con dos, otro con seis, otro con diez…
La interpretación de por qué el Brahmā tiene cuatro cabezas es variada, algunos consideran que representa los cuatro puntos cardinales, otros que son para que su voz creadora se dirija a todas las direcciones posible, otros que es la representación de los cuatro Vedas…aunque parece innegable que “conocían” la existencia de otros universo.
Echemos mano de la ciencia
Mucho hemos avanzado, desde entonces, en el campo de la ciencia, y aunque ésta y el mundo espiritual no tienen relación, podemos imaginar una nueva interpretación de por qué el Brahmā de nuestro planeta tiene cuatro cabezas.
Hasta el año 1905, en el que Einstein escribe su articulo sobre la Teoría Especial de la
Relatividad, todos teníamos claro que vivíamos en un mundo de tres dimensiones.
Pero él demostró que no era así, sino que estamos inmersos en un universo donde el espacio y el tiempo se fusionan y forman un volumen de cuatro dimensiones, es decir, vivimos en un “espacio-tiempo” de cuatro dimensiones.
Nos es imposible visualizar las cuatro dimensiones juntas porque nuestro cerebro es de tres dimensiones y hemos evolucionado para movernos y sobrevivir de este modo.
Al igual que los personajes planos de una película no pueden salir de la pantalla, nosotros no podemos saltar a esa cuarta dimensión.
Y además, Einstein llegó a una conclusión, si cabe, aún más sorprendente: igual que nos desplazamos de un modo espacial, también lo hacemos temporalmente, es decir, mientras vivimos, nos movemos por el tiempo. La diferencia es que en el espacio nos movemos voluntariamente, pero no podemos tomar la decisión de viajar o no, en el tiempo. Queramos o no, nos desplazamos por el tiempo.
Al estar el tiempo fusionado con el espacio es posible traducirlo a longitudes, cada segundo del reloj, en el universo de cuatro dimensiones, tiene una longitud de 300.000 kilómetros. Así, aunque estemos quietos viajamos a una velocidad de 300,000 Km. por seg., es decir, viajamos a la velocidad de la luz.
Cuesta imaginarlo, pero así es el universo en el que estamos.
Curioso, ¿no? Un universo de cuatro dimensiones como las cuatro cabezas de Brahmā.
Vamos con la Física cuántica
En 1915, Einstein propuso su Teoría General de la Relatividad, en la que explica que la fuerza de la gravedad se produce porque el “espacio-tiempo” se curva en presencia de las masas, y nuestro planeta, la Tierra, tiene mucha masa.
Esta teoría es compatible con todas las demás teorías físicas excepto con la Mecánica cuántica. Desde entonces los físicos-matemáticos buscan una teoría que pueda explicar todo y que denominan la “Teoría de Todo.”
Así aparecen las Teorías de Cuerda, que especulan con la posibilidad de que el constituyente ultimo de la materia no fuera una partícula, sino unos objetos unidimensiones, llamados cuerdas que se mueven en el “espacio-tiempo” de fondo y sus vibraciones son interpretadas como partículas, similar a las diferentes notas musicales que salen de las cuerdas de un violín.
Las matemáticas empleadas para que la Teoría de Cuerda pudieran explicar todas las propiedades de la materia eran muy complicadas y daban un resultado espectacular: sólo se cumplen para un universo de diez dimensiones. Nueve espaciales y una temporal.
Aunque diez dimensiones no tiene nada que ver con nuestra realidad, la idea es que las otras seis restantes, están enrolladas con un radio de curvatura tan pequeño que no las observamos, sólo somos conscientes de las cuatro dimensiones restantes grandes y casi planas.
Las Teorías de Cuerda eran cinco y esto fue solucionado por Eduard Witten que llegó a la conclusión de que en el fondo eran la misma teoría, las unificó y le llamo: Teoría M y aumentó el número de dimensiones. Ya no eran diez, sino once.
¿Existe relación entre este baile de dimensiones y los múltiples Brahmā de distinto número de cabezas?
Multiverso
Hoy en día hemos llegado a “observar” alrededor de ochenta mil millones de Galaxias, y muchos científicos aceptan la idea de la existencia de muchos universos, la idea de que realmente existe el Multiverso.
¿Esos Brahmā, serian los “creadores” de esos universos?
Ciencia y Espiritualidad
La ciencia y la espiritualidad son distintos niveles de conciencia. La idea de que ciencia y espiritualidad son opuestas es propio de una mentalidad cerrada. El ser humano lleva dentro el afán de conocer y saber, una tendencia innata a elevarse y a querer comprender mediante la razón aquello que, bien por revelación o intuición, llamémoslo como queramos, sabemos. Esa es la finalidad de la ciencia.
Mamen Lucas
Ona Daurada