El sonido más hermoso – Cuento from Ona Daurada on Vimeo.
Un anciano inculto visitaba una ciudad por primera vez en su vida. Había crecido en una lejana aldea de montaña, había trabajado duro para criar a sus hijos, y estaba ahora disfrutando de su primera visita a los modernos hogares de sus hijos.
Un día, mientras estaban dando un paseo por la ciudad, el anciano oyó un sonido que le hirió los oídos. Nunca había oído un ruido tan espantoso en su tranquila aldea de montaña, y quería descubrir su origen. Siguiendo el chirriante sonido hasta su fuente, llegó a una habitación en la parte trasera de una casa, donde un niño pequeño practicaba el violín.
Las notas discordantes del gimiente violín llegaban a sus oídos como chirridos discordantes e insoportables.
Cuando su hijo le explicó que aquello era lo que se llamaba un «violín», decidió que procuraría no tener que volver a oír nunca más una cosa tan horrible.
Al día siguiente, en otra zona de la ciudad, el anciano oyó un sonido que parecía acariciar sus viejos oídos. Nunca había oído una melodía tan encantadora en su valle de la montaña, así que quiso descubrir su causa. Siguiendo el delicioso sonido hasta su fuente, llegó a la habitación delantera de una casa donde una anciana dama, una maestra de música, estaba interpretando una sonata para violín. Inmediatamente el anciano comprendió su error. El sonido terrible que había oído el día anterior no era culpa del violín, ni siquiera del chico. Era solo que áquel joven todavía tenía que aprender a tocar bien el instrumento.
El tercer día, en una parte diferente de la ciudad, el anciano oyó otro sonido que superaba en belleza y pureza incluso al de la maestra con su violín.
¿Qué sonido creéis que era?
Era un sonido más hermoso que la cascada de un arroyo de montaña en primavera, más bello que el viento del otoño cuando sopla a través de los árboles del bosque, o que el producido por las aves de la montaña cuando cantan tras una lluvia intensa. Era incluso más hermoso que el silencio en una hondonada entre las montañas en una apacible noche de invierno.
¿Qué era ese sonido que conmovió el corazón del anciano más poderosamente de lo que nada lo hiciera antes?
Era una gran orquesta interpretando una sinfonía.
La razón de que al anciano le pareciera el sonido más hermoso del mundo era, en primer lugar, que cada miembro de la orquesta era un maestro tocando su instrumento; y, en segundo lugar, que habían aprendido a tocar juntos en perfecta armonía.
Ajahn Brahm