El saber que experimentamos en diferentes niveles nos ayuda a conocer nuestro Yo.
La parte de nosotros que tendemos a mostrar conscientemente a los demás y que constituye, asimismo, el modo en que por lo general nos definimos a nosotros mismos, en nuestro “yo” con minúsculas. Sin embargo, hay momentos, en que realmente nos sentimos más presentes, o tal vez presentes de forma distinta, puedo experimentar una presencia de mí mismo que no se circunscribe a este momento presente. Se trata de un yo que siempre estuvo y siempre estará. Es la presencia de un yo que forma parte de algo mucho mayor. Este es nuestro “YO” con mayúsculas. Estas experiencias suelen ir acompañadas de una profunda sensación de felicidad, de paz, de pertenencia y de conexión.
Para empezar a edificar el puente entre el “yo” con minúsculas y el “YO” con mayúsculas, así como entre el miedo y el amor, darnos cuenta de que tenemos diferentes niveles de experiencia nos ayudará enormemente.
En la estructura de nuestro cerebro, en el lenguaje y en los sistemas perceptivos, existe una jerarquía natural o niveles de experiencia, siendo la función de cada uno de ellos la organización y el control de la información en el nivel inmediato inferior. Si existiera un cambio en uno de los niveles superiores, esto significaría forzosamente un cambio en los niveles inferiores; sin embargo, un cambio en un nivel inferior no implicaría necesariamente un cambio en los niveles superiores.
Niveles de experiencia o aprendizajes inferiores
Cada uno de los niveles de aprendizaje o cambio es más abstracto que el anterior, pero con un mayor impacto sobre el individuo. Estos niveles corresponden a:
- El nivel entorno: Se refiere a las condiciones externas en las que se da nuestro comportamiento; el dónde y el cuándo de nuestra experiencia. Nuestra capacidad para percibir el entorno es un nivel de experiencia que implica una parte precisa del sistema nervioso.
- El nivel comportamiento: Nuestra capacidad para percibir y armonizar el comportamiento de nuestro cuerpo y movernos a través de este entorno exterior implica otro nivel de experiencia y pone en movimiento una parte de nuestro sistema nervioso mucho más profunda que nuestros órganos sensoriales. Tiene que ver con lo que estamos haciendo. Contesta a la pregunta ¿Qué?
- El nivel de capacidades: Explorando más a fondo podemos ver que hay otros niveles que van más allá de nuestras percepciones y de nuestro comportamiento en un entorno concreto. Nuestros comportamientos provienen de “mapas mentales” y otros procesos internos que tienen lugar en nuestra mente. Este nivel de experiencia tiene que ver con nuestras habilidades mentales o intelectuales. Los comportamientos que carecen de un mapa, plan o estrategia que los guíe son como actos reflejos, costumbres o rituales. En el nivel de capacidad podemos seleccionar, modificar y adaptar un tipo de comportamiento a una serie más extensa de condiciones externas. Se refiere a cómo estamos percibiendo y dirigiendo nuestras acciones. Contesta a la pregunta ¿Cómo?
Niveles de experiencia o aprendizajes superiores
- El nivel creencias y valores: En este nivel alentamos, inhibimos o generalizamos una estrategia, plan o manera de pensar particular. Se refiere a por qué pensamos lo que pensamos y hacemos lo que hacemos. Responde a la pregunta ¿Por qué?
- El nivel de identidad: Tiene que ver con nuestra experiencia de quiénes somos. Los factores de identidad determinan un propósito general (misión) y dan forma a nuestras creencias y valores, a través del sentido de uno mismo. Responden a la pregunta ¿Quién?
- El nivel espiritual: Se refiere a la experiencia de “YO” con mayúsculas: el sentido de algo que va más allá de la imagen que tenemos de nosotros mismos, de nuestros valores, creencia, pensamientos, acciones o percepciones. Las experiencias espirituales hacen referencia a nuestra percepción de formar parte de un sistema más amplio que nosotros mismos como individuos, es decir, de ser parte de nuestra familia, de la comunidad y de los sistemas globales. Dan respuesta a la pregunta: ¿Quién/qué más?
Aun cuando cada nivel esté sucesivamente más alejado del contenido de nuestro comportamiento y de nuestra experiencia sensorial, de hecho ejerce una influencia cada vez más amplia sobre nuestra conducta y nuestra experiencia.
Todo plan de acción ha de ser revisado
desde cada uno de los niveles para, como indica la PNL,
alinearlos al objetivo.
Imagen: Alicia Amstrong
Fuente: Robert Dilts y Robert McDonald