Todos utilizamos continuamente mecanismos de defensa, la mayoría de las veces sin saberlo.
Entre los mecanismos de defensa más habituales están: la mentira, la supresión y la represión. Recurrimos a ellos cuando tenemos algún impulso instintivo cuya expresión está prohibida socialmente.
Para llegar al conocimiento de uno mismo, debemos trascender estos mecanismos de defensa y para ello es importante llegar a comprenderlos bien
La mentira está presente en todos los mecanismos de defensa
En realidad, todos los mecanismos de defensa son formas de mentir pues representan de manera incorrecta la verdad, tanto ante nosotros como antes los demás. Aunque la mayoría de la gente cree que no miente o lo hace muy rara vez.
La mentira consciente puede ser una defensa eficaz frente a la presión de los demás. El éxito que puede tener una mentira depende de la sensibilidad de los demás y de las evidencias que apoye o debilite dicha mentira.
A menudo supone la habilidad de quién miente para identificarse con la mentira que está diciendo, si a esa persona se le representa como verdadera mientras lo está explicando, eso le permite manifestar una actitud convincente ante los otros.
Si uno trata de mentir cuando está angustiado o se siente culpable de ello suele mostrar signos de apuro o inquietud que alertan a los demás de la mentira.
El problema real es la mentira automatizada, habitual e inconsciente y en este caso influye de manera notable el hecho de vivir en sociedad. Dado que la cohesión y la estabilidad social, depende en gran medida de la actitud de las personas de no mentir acerca de aquellas cosas que se consideran importantes, desde pequeños somos formados en la creencia de que si lo hacemos, nos portamos mal y debemos sentirnos culpables. Para evitar encontrarnos en esta situación nos limitamos a decir lo que pensamos que es “políticamente correcto”.
Cuando una persona se libera de esas creencias y dice la verdad acerca de aquellas cosas que considera importante tratar con honestidad, nuestra cultura la califica de sociópata o asocial.
Con mucha frecuencia mentimos para evitar mostrar nuestros rasgos más esenciales y más elevados; nos decimos “Todos lo hacen, no significa nada”, pero hay algo en nosotros que sabe muy bien que no hemos actuado de acuerdo con nosotros mismos. Hay algo innato y superior que conoce una moral más profunda.
Con conciencia y voluntad se puede desarrollar la capacidad
para elegir si se quiere mentir o no.
La supresión es un mecanismo de defensa consciente
Se utiliza el mecanismo de defensa de la supresión cuando uno se da cuenta de que tiene un deseo o una urgencia inaceptable, pero se abstiene deliberadamente de manifestarlo, bien por convenciones sociales o por las propias creencias.
Si a uno le han enseñado que lo que está mal es rascarse ante los demás, uno lo puede hacer cuando esté solo. Si por desgracia, a uno le han enseñado que el mero hecho de rascarse está mal, uno nunca se puede rascar, o al menos, sin que eso le suscite un sentimiento de culpa.
La supresión suele ser saludable a un nivel superficial, ya que uno sabe lo que está haciendo. En un nivel más profundo, puede ser que no comprenda las razones por las cuales está absteniéndose de un deseo o un sentimiento.
El mecanismo de la represión es realidad un bloqueo
La represión es un bloqueo total que no permite percibir un sentimiento o un deseo inaceptable. Se produce una división de la mente en una parte consciente que no percibe lo inaceptable y en otra parte inconsciente en donde puede producirse una reacción muy intensa.
Lo inaceptable se mantiene forzosamente fuera de la conciencia, sin que resulte posible darse cuenta, conscientemente, de que se está reprimiendo algo. Es como si hubiera cierto material almacenado en nuestra memoria con un cartel que dice: ¡Cuidado puede ser devastador conocer o experimentar este material! Por lo tanto “siempre” debe conservarse fuera de la conciencia.
Puede que inicialmente, parte de este material reprimido fuera consciente, la represión sirvió para eliminar el dolor, también es posible que la represión fuera tan inmediata que no dejara ningún recuerdo de él en la conciencia.
La represión se suele utilizar cuando los sentimientos o los deseos son muy poderosos.
Si conocemos nuestros mecanismos de defensa podemos evitar
el bloqueo en nuestro desarrollo
y permitir la manifestación de rasgos más profundos y positivos
de nuestra naturaleza.
Fuente: Charles Tart
Imagen: Magdalena Serwin
Mamen Lucas
Ona Daurada
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