Felicidad sostenible

 

La Felicidad, el ser feliz, es quizá, la mayor aspiración que tenemos los humanos. Tenemos dentro de nosotros, de nuestro ser profundo, algo que nos impulsa a la perfección, a la armonía, a la belleza, al bienestar, al deleite… y concebimos la idea de que la consecución de todas estas cosas nos llevará a la felicidad perenne.

Es cierto que cuando deseamos “ser feliz” no pensamos en estos conceptos abstractos, nuestras metas son más tangibles o reales, nos conformamos, generalmente, en lograr aquello relacionado con la salud, la familia, el dinero, el trabajo y en algunos casos el poder, pero en realidad, al necesitar alcanzar todo esto, estamos tratando de colmar nuestro deseo interno de perfección, armonía y deleite.

Las filosofías védicas nos enseñan que la única forma de llegar a la felicidad es mediante el desapego progresivo y continuado, hasta llegar a la renuncia total, de todo lo material y no material, que nos ata a este mundo en el que estamos encarnados y sometidos a las tres modalidades de la naturaleza.

Esto no es una labor fácil, no todos somos “yoguis” y ni queremos o podemos dedicarnos a la meditación contemplativa. Cada uno ha venido a cumplir su cometido consigo mismo y con los demás.

Sin olvidar lo beneficioso que es el no estar apegado a las personas y a las cosas y, reconociéndonos como seres humanos que somos, sabemos que, al menos, una gran parte de nuestra sensación de bienestar está bajo nuestro control, ya que depende de las actividades intencionales que podemos hacer en el día a día.

 

 

Factores que llevan a una felicidad sostenible

Mantenernos felices durante un periodo de tiempo determinando puede ser relativamente fácil, sin embargo, lograr que este estado de felicidad sea perdurable a lo largo de toda la vida es bastante más difícil.

Sonja Lyubomirsky, autora del libro “La ciencia de la felicidad” nos propone cinco factores que llevan a una felicidad sostenible:

1.- La emoción positiva. Una forma básica de aumentar la felicidad es procurar disfrutar en la vida de muchos momentos felices, como los que proporcionan la alegría, los momentos placenteros, la curiosidad, los estados de serenidad, la vitalidad, el entusiasmo, etc.
2.- El momento más oportuno y la variedad. Los estados placenteros son episódicos y ocurren a intervalos irregulares. Para lograr que brinden el máximo de satisfacción hay que aprender a encauzarlos hasta el momento más oportuno para su disfrute. Además, hay que mantener una variedad de actividades placenteras para evitar caer en la rutina.
3.- El apoyo social. Las personas solemos formar parte de una red de relaciones y contactos sociales. La felicidad también depende en buena medida de la colaboración del prójimo, sobre todo de aquellas personas con quienes mantenemos una relación fuerte y significativa: familiares, amigos de confianza, etc. El apoyo emocional es importante.
4.- Motivación, esfuerzo y compromiso. El vivir con más felicidad es también un aprendizaje. Para ello hay que tener motivación. Hay que tomar la decisión de realizar un programa para ser más feliz, poner el esfuerzo necesario y comprometerse con este objetivo a largo plazo.
5.- El hábito. El esfuerzo para empezar requiere una gran dosis de determinación y energía, lo que puede ser desalentador. Afortunadamente, las nuevas conductas para aumentar el bienestar de forma duradera se acaban convirtiendo en buenos hábitos con su repetición y práctica. Los hábitos saludables aumentan el bienestar de forma sostenible.

Mejor que querer “Ser feliz”

es procurar “Estar feliz” en cada instante. 

Imagen: Joseph Lorusso

Mamen Lucas

Ona Daurada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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