También esto pasará – Cuento sufí

También esto pasará – Cuento Sufí from Ona Daurada on Vimeo.

Por muy grande que sea lo que estás viviendo en este momento, tanto si es alegre o doloroso, no olvides que también esto pasará.

Según un antiguo cuento sufí, en algún país de Oriente Próximo vivía un rey que estaba constantemente oscilando de la felicidad al abatimiento.

Las cosas más nimias le molestaban mucho o le provocaban una intensa reacción, y su felicidad se transformaba rápidamente en decepción y desesperación.

Llegó un momento en que el rey por fin se hartó de sí mismo y de la vida, y empezó a buscar una salida. Hizo llamar a un sabio que vivía en su reino y que tenía fama de estar iluminado.

Cuando llegó el sabio, el rey le dijo:

«Quiero ser como tú. ¿Puedes darme algo que aporte equi­librio, serenidad y sabiduría a mi vida? Te pagaré el precio que tú pidas».

El sabio dijo:

«Tal vez podría ayudarte. Pero el precio es tan alto que todo tu reino no sería suficiente para pagarlo. Por lo tan­to, será un regalo, si tú cumples».

El rey dio su palabra, y el sabio se marchó.

Semanas después, regresó y le entregó al rey una caja orna­mentada y tallada de jade. El rey abrió la caja y vio que dentro ha­bía un sencillo anillo de oro.

El anillo tenía grabadas unas letras.

La inscripción decía «También esto pasará».

« ¿Qué significa esto?», preguntó el rey.

El sabio le dijo:

«Lleva siempre puesto este anillo. Pase lo que pase, antes de que digas si es bueno o malo, toca este anillo y lee la inscripción. De ese modo, siempre estarás en paz».

“También esto pasará”. ¿Qué tienen estas sencillas palabras que las hacen tan poderosas?

Las palabras grabadas en el anillo no te están diciendo que no goces de lo bueno de tu vida, ni pretenden simplemente aportar algún consuelo en tiempos de sufrimiento.

Tienen un propósito mas profundo: hacerte consciente de lo efímero de cada situación.

Las palabras “También esto pasará” son indicadores que señalan la realidad.

Al señalar la impermanencia de todas las formas, también señalan, en consecuencia, lo eterno.

Solo lo eterno que hay en ti puede reconocer que lo impermanente es impermanente.

 

 

 

 

 

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