El ser humano necesita vivir conectado para aprender y desarrollarse. Esta necesidad de relacionarnos es una tendencia humana básica que lleva a buscar la compañía de otras personas y su función primordial es garantizar la supervivencia tanto del individuo como de la especie. Tan importante como estar conectado con los demás es la conexión con uno mismo.
Según Stephen Gilligan, hay tres conexiones, o relaciones, importantes que debemos mantener. La conexión interpersonal, la conexión intrapersonal encarnada y la conexión intrapersonal inter-hemisférica.
Conexión interpersonal
Esta conexión involucra al “yo” y al “tu”.
Los resultados positivos de esta conexión interpersonal son: Conseguir objetivos que no podemos obtener solos, proporcionar diversión y entretenimiento, incrementar nuestra autoestima, expresar nuestra sexualidad y aprender lo que no sabemos.
Los psicólogos sociales se han centrado fundamentalmente en dos funciones de la relación interpersonal: Reducir nuestra ansiedad y miedo y tener un criterio de compensación de nuestras propias actitudes y habilidades.
Cuando la conexión entre el yo y los otros queda aislada o polarizada- “yo contra ti”, “nosotros contra ellos”- los problemas empeoran y aumenta la posibilidad de recurrir a la violencia.
Conexión intrapersonal encarnada
Una relación vertical que sentimos entre el yo cognitivo-social situado en la cabeza y el yo emocional arquetípico, centrado en el vientre.
Esta conexión nos proporciona la capacidad de construir una percepción precisa de uno mismo y de organizar la propia vida; aptitud de autoconocimiento y de entenderse.
Una buena conexión intrapersonal lleva asociada el desarrollo de tres competencias emocionales; Autoconocimiento emocional, Autorregulación y Motivación, cada una de ellas con sus habilidades prácticas:
Autoconocimiento: Es la capacidad de saber que está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo. Las habilidades prácticas que se desarrollan esta competencia son:
Conciencia emocional, Autovaloración, y Confianza en uno mismo.
Autorregulación: Capacidad para regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización. Sus habilidades prácticas son:
Autocontrol, Confiabilidad, Integridad, Adaptabilidad e Innovación.
Motivación: Capacidad de motivarse y motivar a los demás. Las habilidades prácticas de esta competencia son:
Logro, Compromiso, Iniciativa y Optimismo.
Conexión intrapersonal inter-hemisférica
Una relación horizontal entre los dos hemisferios cerebrales que se requiere para procesar e integrar las experiencias que vivimos.
Los hemisferios cerebrales aunque tienen distintas funciones y se puede decir que son diferentes, se complementan y se ayudan, están fuertemente entrelazados y su influencia es mutua.
Cuanto mejor sea la relación interhemisférica, cuanto más veloz y mejor sea el camino entre ellos, mayor será nuestra comprensión y poder resolutivo.
Ruptura de estas conexiones
Una ruptura continuada en cualquiera de estas conexiones produce una conciencia congelada en el tiempo e incapaz de aprender, y antes o después los aparecerán síntomas.
La vida nos traspasa a medida que pasamos por ella, en el yo cognitivo o mental esto queda reflejado como una serie de experiencias progresivas y la clave está en encontrar modos de respetar y valorar cada experiencia, que además, adoptan siempre formas distintas.
Esto es un proceso difícil que requiere estar centrado en el propio ser, mantenerse abierto a todo lo que nos rodea y estar dispuesto a dialogar y poseer la capacidad para hacerlo, sabiendo que incluso en las condiciones óptimas nos ronda la imperfección.
Saber fluir con la vida y permitir que nos traspase es vivir conectado con ella y con nosotros mismos.
Saber mantener el equilibrio entre las diferencias
fomenta una armonía más profunda y la capacidad
de actuar con integridad y amor.
Fuente: Stephen Gilligan
Imagen: Katia San Millan
Mamen Lucas
Ona Daurada
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