Se sabe que la comunicación empieza con nuestros pensamientos, luego usamos las palabras,
el tono de voz y el lenguaje corporal para transmitirlos a una o varias personas.
Pensar es una actividad tan obvia y común que casi nunca nos detenemos a reflexionar acerca de ello.
Tendemos a pensar en lo que estamos pensando, no en cómo lo estamos haciendo.
¿Y qué son los pensamientos?
Es un proceso complicado en el cual empleamos nuestros sentidos internamente, para representar, entender y darle sentido al mundo en que vivimos.
Cuando pensamos tenemos ideas y creamos imágenes, sonidos, sabores, olores, sensaciones táctiles y emociones con sentimientos de grado variable, en forma interna. Siendo a mayor parte de nuestros pensamientos una mezcla de impresiones sensoriales recordadas o construidas.
Generalmente damos por supuesto que los demás piensan de la misma forma que nosotros y que comprenderán nuestro lenguaje, y se harán representaciones exactas del contenido y emocionalidad de la información, y…habitualmente no es así…
Percibimos el mundo que nos rodea mediante la sinergia de nuestros tres sistemas sensoriales: visual, auditivo y cinestésico; vemos imágenes, escuchamos palabras y sonidos, percibimos sensaciones.
Todos nos representamos el mundo de acuerdo a los inputs que ingresan a través de nuestros sentidos, tomando como base nuestras experiencias, historia, recuerdos, sistemas aprendidos en la familia, escuela, universidad, amigos y es así como codificamos y representamos y construimos el mundo para comprenderlo.
La mayoría de los problemas de comunicación que se nos presentan tienen relación con como traducimos a lenguaje lo que queremos comunicar, asumiendo que el otro está recibiendo la información de la misma manera en la cual nosotros la codificamos.
Las maneras como recogemos, almacenamos y codificamos
la información en nuestra mente (oír, ver, sentir, etc.)
se conocen con el nombre de sistemas representativos.
Así, tenemos tres sistemas: auditivo, visual, cinestésico ( o kinestésico). Cada persona tiene un sistema que utiliza preferentemente.
Las personas visuales
Son aquellos que privilegian, de todo lo que ocurre en el mundo interno y externo, «lo que se ve».
Son los que necesitan ser mirados cuando les estamos hablando o cuando lo hacen ellos, es decir, tienen que ver que se les está prestando atención.
Necesitan ser mirados para sentirse queridos, son las personas que dicen cosas como «mira…», «necesito que me aclares tu enfoque sobre…».
Hablan más rápido y tienen un volumen más alto, piensan en imágenes y muchas cosas al mismo tiempo.
Generalmente empiezan una frase y antes de terminarla pasan a otra, y así constantemente, van como picando distintas cosas sin concluir las ideas e inclusive no les alcanzan las palabras; de la misma manera les ocurre cuando escriben.
Las personas auditivas
Son aquellos que tienen un ritmo intermedio, no son ni tan rápidos como los visuales, ni tan lentos como los cinestésicos. Son los que necesitan un «aha…», «mmm…», es decir, una comprobación auditiva que les dé la pauta que el otro está con ellos, que les presta atención.
Además, usan palabras como «me hizo clic…», «escúchame…», «me suena…», palabras que describen lo auditivo.
Los auditivos piensan de manera secuencial, una cosa por vez, si no terminan una idea no pasan a la otra. Por eso más de una vez, ponen nerviosos a los visuales ya que estos van más rápido, el pensamiento va más rápido.
En cambio el auditivo es más profundo comparado con el visual. Este último es más superficial, pero puede abarcar más cosas a la vez, por eso es también el que hace muchas cosas a la vez.
Las personas cinestésicas
Tienen mucha capacidad de concentración, son los que más contacto físico necesitan.
Son los que nos dan una palmadita en la espalda y nos preguntan ¿cómo estás?»;
Además son los que se van a sentir atendidos cuando nos interesamos en alguna de sus sensaciones.
Usan palabras como «me siento de tal manera…», «me puso la piel de gallina tal cosa…» o «me huele mal este proyecto», » que situación más opresiva»
Todo es a través de sensaciones.
Todos tenemos los tres sistemas representacionales y a lo largo de la vida se van desarrollando más uno que otros y esto depende de diferentes cosas: de las personas que tenemos alrededor, de la experiencia laboral, inclusive hasta de los docentes.
Existen familias más visuales, más auditivas o cinestésicas.
Lo ideal es estar atento y poder desarrollar la capacidad
de percibir el mundo a través de todos los sistemas,
eso nos dará mayor amplitud de percepción
y mejorará nuestra comunicación con los demás.
Imagen: Bo Bartlett
Núria Batlle
Ona Daurada
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