Haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos

Haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos

 

El libro “Los cuatro acuerdos, un libro de sabiduría Tolteca” de Miguel Ruiz, es prácticamente conocido por todos aquellos que de alguna manera iniciaron su camino de crecimiento personal. Es un libro muy sencillo, una guía práctica para la libertad personal, para aprender a vivir de forma tal que resulte fácil acceder a la felicidad y al amor.

Los cuatro acuerdos son:

– Sé impecable con tus palabras.

– No te tomes nada personalmente.

– No hagas suposiciones.

– Haz siempre lo máximo que puedas.

Miguel Ruiz nos propone en su libro un procedimiento simple para eliminar las creencias que nos limitan o para transformarlas en creencias de un nivel superior que respondan a nuestra realidad y nos haga más libres.

Fue editado en España en 1998 por la editorial Urano, realmente no hace mucho tiempo pero sí el suficiente, para que el lenguaje que utiliza resulte desfasado comparándolo con libros más recientes, donde la influencia de la Programación Neurolingüística  (PNL) y el Coaching son muy notables. Hay algunas frases que por su forma tan directa, te dan la impresión de ser autoritarias e incluso invasivas.

Salvo esta pequeña puntuación, el libro es un tesoro y todo aquel que lo lee recibe una huella indeleble y permanente.

 

Haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos

 

Haz siempre lo máximo que puedas 

En un seminario de Coaching y PNL, me tocó exponer y comentar desde mi experiencia personal el cuarto acuerdo. Recuerdo que pensé que era fácil y apropiado, “yo siempre hago  lo máximo que puedo –me dije para mí- esto me lo sé muy bien.”

Lo leí con detenimiento, aplicando cada frase a mi comportamiento y como siempre se aprende algo, fui sorprendiéndome y descubriendo que no era cierto que yo cumpliera ese acuerdo.

En el primer párrafo decía:

 “Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas; ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno”.

Más adelante ponía:

“En tus estados de ánimo diario, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro, de una hora a otra, de un día a otro. También cambiará con el tiempo.”

Seguí leyendo y encontré:

“Si intentas esforzarte demasiado gastarás más energía de la necesaria y, al final, tu rendimiento no será suficiente”.

Y más adelante:

“Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedes, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparas, ni te castigaras en absoluto”.

¡Vaya, eso no era lo que hacía yo!

Todo lo que seguía coincidía con mi forma de actuar, con mi comportamiento, pero era evidente que si falla el punto de partida, difícilmente puede funcionar el resto.

Me había pasado la vida haciendo todo lo mejor posible, todo tenía que estar perfecto, todo ordenado, todo en su sitio. Prefería hacerlo yo aunque no tuviera fuerzas, aunque estuviera enferma, aunque no pudiera tirar de mi alma. Porque los demás no lo harían a mi gusto, no lo harían tan bien como yo.

Siempre planificaba lo que tenia que hacer ese día y siempre era más de lo que podía hacer. Y siempre me sentía mal y me culpaba si no cumplía lo planeado. Ni siquiera me  había permitido estar enferma con tranquilidad, aunque fuera despacio, poco a poco, sacaba fuerzas y lo que yo pensaba que debía hacer, lo hacía.

Por supuesto que después, en mi interior, me lamentaba y reprochaba a los demás el no agradecerme ni valorar el enorme esfuerzo que había hecho por ellos.

 

 

Ni más ni menos 

NI MÁS NI MENOS, ahí estaba la clave, ahí estaba lo que debía aprender y poner en práctica.

Aunque sin olvidar el siguiente párrafo:

“No esperes ser siempre impecable con tus palabras…

No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente…

No esperes no hacer nunca más ninguna suposición…

Pero sí puedes hacer lo máximo posible”. 

Así que… no espero ser, nunca más, exigente conmigo misma, pero sí hacer lo máximo posible para lograrlo.

Puesto que el cuarto acuerdo es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados, era un enorme descubrimiento en mi vida.

Y así lo expuse.

Imagen: Jeffrey T. Larson

Mamen Lucas

Ona Daurada

 

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