Necesitamos relacionarnos con los demás, comunicarnos de la forma más clara posible, nos gusta que nos comprendan, que empaticen con nosotros, que conozcan nuestros sentimientos, nuestra visión del mundo.
¿Sabemos relacionarnos? ¿Desde donde lo hacemos? ¿Qué parte de nuestro ser interviene en esa relación?
La Dra. en Filosofía Consuelo Martín en su libro “La Revolución del Silencio” nos describe las diferentes posibles maneras que tenemos de relacionarnos con los demás.
Relación desde el pensamiento
Nos relacionamos con los demás desde el lugar que hemos descubierto en nuestra conciencia. Si no hemos hecho ningún descubrimiento y estamos en el pensamiento, nos relacionamos desde el pensamiento; es un intercambio de pensamientos con el correspondiente cortejo de emociones.
O bien tenemos envidia de una persona, o bien la queremos manipular según nuestra ambición, o bien queremos hacerla un objeto para nuestras satisfacciones sensoriales. Se disimula a menudo la intención última, pero es patente. Se ve que una persona me es simpática porque sirve para mis intereses. Y me agrada porque me va a proporcionar placer o porque podría hacer un negocio favorable con ella. Y me resultará desagradable si no responde a mis intereses. Así son las relaciones cuando estamos en el pensamiento.
¿Hay algo más?
Sí, hay algo más, desde luego, porque si no hubiera algo más ni siquiera veríamos esto. Cuando somos capaces de ver en la sociedad actual el grado de competitividad, de agresividad de unos con otros, siempre manipulados, es porque hay algo diferente que puede verlo.
La dirección es seguir mirando, darse cuenta, no ocultarlo, no disimularlo, no volver al pasado. El pasado no fue mejor con todas sus ilusiones porque el pasado tenía sus problemas también.
La solución es mirar y mirar. Cuando me doy cuenta de esa mirada que es creativa porque viene de la verdad, puede brotar una relación entre los seres humanos más auténtica. Cuando ya no busco nada puedo relacionarme con un ser humano de una manera serena y amistosa, pero cuando necesito afirmarme con el otro le estoy utilizando para conseguir mis deseos: si busco poder estoy utilizando a otros con este fin, sea político, social o cualquiera que sea.
Si necesito poder, incluso las relaciones que parecen más bonitas, las familiares, las de pareja, quedarán incluidas en mi error, y serán falsas. Parecerán bonitas en mi imaginación pero en cualquier momento querré ejercer poder en la relación, porque al sentir que no soy, buscaré ser en una manera particular.
¿Por qué buscamos poder en nuestras relaciones?
Cuando busco poder lo hago porque no he encontrado la potencia infinita que soy. En la sociedad podemos ver esto en todos los ámbitos. Busco placer porque no he encontrado la felicidad profunda que soy, porque no he descubierto ese estado de serena paz y alegría profunda interior, y al no encontrarla la sustituyo por placeres particulares, limitados, sensoriales.
No importa cuánto duren, el caso es que voy mendigando un poco de esa felicidad a la que por error estoy volviendo la espalda aunque es mi verdadera naturaleza. Pido un poco de esa felicidad a unas estructuras biológicas, sensoriales, y las fuerzo al notar que no me satisfacen. Siempre acabo sintiendo lo limitado de ese placer porque no es la felicidad que anhelo.
Muchas veces se fuerzan las estructuras psicofísicas, no sólo las mías, sino las de los demás. Ya sabemos todo lo que está sucediendo en la sociedad en cuanto a manipulación. Se empieza por manipular el propio cuerpo, por no respetar esas formas hechas de inteligencia que son los instrumentos de manifestación. Y una vez que manipulo mis propios instrumentos también lo hago con los instrumentos de los demás.
¿Qué se puede hacer para evitarlo?
Se suele creer que la salida es poner sanciones desde fuera, castigar a la gente que actúa mal porque está perjudicando a otros y haciendo sufrir; pero ésa no es la salida. Se ponen sanciones por un lado y la astucia las evade por el otro. No es ésa la solución. Solamente hay salida en la visión verdadera.
Es verlo, darme cuenta. Me diréis que algunas personas están lejos de poder hacer una investigación serena y ver la verdad. Los que están más cerca, los que estamos haciendo una investigación, los que hemos comprendido algo, podemos contemplar la verdad e ir creando un ámbito alrededor que permita la visión serena y verdadera.
Al habitar en la verdad, en un estado absolutamente natural,
te parecerá artificial vivir desde el pensamiento.
Imagen: Alex Katz
Mamen Lucas
Ona Daurada
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