Al sentarte siendo plenamente consciente, tanto el cuerpo como la mente pueden permanecer en paz y totalmente relajados. Pero este estado de paz y relajación es distinto básicamente del estado mental perezoso y semiinconsciente en el que entras al descansar y echar una cabezadita. Cuando eres plenamente consciente no sólo te sientes descansado y feliz, sino aleta y despierto.
La meditación no es una evasión, sino
Un sereno encuentro con la realidad
Al practicar el ser plenamente consciente debes estar tan despierto como el conductor de un automóvil, de lo contario caerás en la dispersión y la falta de atención. Sé como un león que avanza con unos pasos lentos, silenciosos y firmes. Sólo con esta clase de atención podrás alcanzar un pleno despertar.
El puro reconocimiento
Os recomiendo el método del puro reconocimiento: reconocer sin juzgar nada. Recibe, reconoce y afronta las sensaciones, ya sean de compasión o de irritación, con una absoluta ecuanimidad, ya que unas y otras forman parte de ti.
Cuando estás ofuscado por la tristeza, la ansiedad, el odio, la pasión o por cualquier otra emoción, quizá te cueste practicar el método de la pura observación y del puro reconocimiento. Si es así medita en un objeto, utilizando tu estado mental como el sujeto de la meditación. Esta clase de meditación es reveladora y curativa. La tristeza o la ansiedad, el odio o la pasión, bajo la mirada de la concentración y la meditación, te revelan su propia naturaleza: es una revelación que te llega de manera natural a curarte y liberarte.
Meditar en un objeto
Puedes utilizar la tristeza (o sea lo que sea que haya causado tu sufrimiento) como un medio para liberarte del sufrimiento, es como usar una espina para quitarte otra espina. Debes tratar la ansiedad, el dolor, el odio y la pasión con suavidad, respetuosamente, sin rechazaros, viviendo y haciendo las paces con ellos, penetrando su naturaleza al meditar en la interdependencia. Uno aprende rápidamente a elegir los temas de meditación que son adecuados para la situación en la que se encuentra. Los temas de meditación –como la interdependencia, la compasión, el yo, la vacuidad, el desprendimiento- pertenecen todos a la clase de meditación que tiene el poder de revelar y curar.
Sin embargo, sólo podrás meditar con éxito en estos temas si has acumulado un cierto poder de concentración, un poder que alcanzarás al practicar el ser consciente en la vida cotidiana, al observar y reconocer todo lo que está ocurriendo. Pero los objetos de la meditación deben ser realidades que tengan unas verdaderas raíces en sí mismas. Cada uno de ellos debe ser como una especie de comida que ha de cocinarse durante mucho tiempo a fuego vivo. Echas los ingredientes en la olla, la tapas y enciendes el fuego. La olla eres tú, y el fuego que utilizas para cocinar es el poder de concentración. El combustible procede de la continua práctica de la plena tención. Si no hay el suficiente fuego, la comida o se acabará de cocinar nunca. Pero una vez cocinada te revela su verdadera naturaleza.
Sonríe, respira y ve lentamente.
Fuente: Thich Nhat Hahn
Imagen: Tamara Adams
Ona Daurada
Núria Batlle
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