Tener el coraje de ser quien soy. La autodependencia

Tener el coraje de ser quien soy. La autodependencia

 

Ser autodependiente implica no depender de los demás tanto en la vida cotidiana como en el ámbito del trabajo; es no estar pendiente de la opinión externa o de buscar el apoyo de otros que nos desvincule de tener la absoluta responsabilidad sobre nuestra tarea vital.

Ser autodependiente es hacernos cargo de nuestras elecciones y saber detectar cuando necesitamos, o cuando debemos prescindir, de alguien; y en qué situaciones nos bastamos, o precisamos, la ayuda de otras personas.

Ser autodependiente es también desplegar nuestra capacidad para delegar, pues ser independiente no es ser autosuficiente.

“Para autodepender,

voy a tener que pensarme a mí como el centro

 de todas las cosas que me pasan.” 
Jorge Bucay

 

Tener el coraje de ser quien soy. La autodependencia

 

¿Cómo ser más autodependiente?

M. Mercé Conangla nos propones las siguientes pautas para ser más autodependientes:

  • Aumentar la conciencia de uno mismo.
  • Darnos permiso para ser y para ejercer nuestra libertad interior.
  • Tomar el control de la propia vida y convertirnos en nuestra autoridad de referencia (ejercitando nuestras competencias emocionales en un trabajo en equipo con nuestra inteligencia).
  • No olvidar que siempre tenemos opciones alternativas (por lo menos tenemos la opción de elegir nuestra actitud ante las circunstancias).
  • Pasar a la acción coherente (la realidad creadora).

Resumiendo: Autoconocimiento y trabajo en equipo entre mente-emoción y acción dentro de un sistema de valores humanos éticos y ecológicos.

¡Hacer nuestra parte… y confiar!

 

Tener el coraje de ser quien soy. La autodependencia

 

Ser persona es el único camino para volverse autodependiente

Virginia Satir, psicoterapeuta estadounidense, en su libro “Contacto íntimo”, nos muestra los cinco “Permisos inherentes a ser persona”, para alcanzar la libertad y la responsabilidad personal; y finalmente ser auténticamente quienes somos.

1- Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.

2– Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.

3– Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.

4– Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.

5– Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo. 

 “Hay que aprender a pedir ayuda sin depender y

 hay que aprender a recibir ayuda

 sin creer que uno está dependiendo.” 
Jorge Bucay

 

Imagen: Nicola Simbari

Mamen Lucas

Ona Daurada

 

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