Tal vez nos preguntemos cómo una persona puede vivir sin ningún deseo, sin sentir ninguna carencia. ¿Es eso posible? Estamos constantemente pasando del plano del ser, de lo que es real, al plano de lo manifestado, de lo que aparece en el espacio y en el tiempo. Pero una cosa es lo que es y otra lo que aparece. El artista de teatro es realmente una persona, con su nombre, y otra cosa es lo que está representando en la obra de teatro. Ahí vemos que hay un plano de realidad y un plano de apariencia. Si hablamos de irrealidad quizás creamos que es lo opuesto a la realidad. Así se producen conflictos; mejor no utilizar el concepto de “irrealidad” sino el de “apariencia”, que es aquello que parece una cosa pero es otra.
Realidad y apariencia
La irrealidad existe como apariencia, pero no es lo que parece, esto es lo que tenemos que tener claro. Y ¿cómo se descubre que no es lo que parece?, adentrándonos en la conciencia. De no hacerlo, nos identificaremos con las apariencias y nos damos golpes contra las paredes de la relatividad. Relativo es lo que no es en sí mismo, y lo que no es en sí mismo no es real. Aparece según una mirada.
Si prescindimos de los sentidos y contemplamos directamente a través del silencio de la conciencia, descubriremos la realidad no mediatizada por la interpretación sensorial o pensada.
El actor cuando está cuando está interpretando una obra de teatro, actúa desde el espíritu de ese personaje y no por eso deja de ser él mismo, sino que puede ser consciente de él y al mismo tiempo estar recitando aquello. De esa manera, en el vivir, no necesito identificarme con lo que está sucediendo para vivirlo intensa, serena e inteligentemente.
El amor liberador
Es posible vivir desde el amor que se descubre en el silencio. Es el único amor, el otro es el que se vive separado, encasillado en moldes, interpretado. El amor en sí es enormemente liberador; si hay amor no es necesario nada más. La verdad es que para llegar a este amor liberador necesito sabiduría.
El camino del verdadero amor es también el camino de la sabiduría. Si me detengo a medio camino puedo sentir un sentimiento, una experiencia de amor, una emoción en un momento dado; al vivir de esta forma limitada creo que con amar no es suficiente. La identificación con el sentimiento produce un ruido psicológico alrededor que impide vivir el amor tal como es, lo mismo que el pensamiento produce alrededor tanta confusión que impide contemplar la verdad.
Cuando algo surge espontáneo, desde el fondo, desde donde podemos ver con lucidez, el amor es diferente.
Cuando el sentir viene de un estado de amor es creativo y es espontáneo,
no depende de nada.
No es el sentir habitual, es el que brota directo del amor verdadero, deja libertad y deja armonía. Se vive de una manera muy distinta a la habitual, porque se vive en libertad y no acarrea ese ruido psicológico que ocasiona celos y angustia. No produce nada de eso que suele acompañar a los sentimientos. Es sólo amor sin el opuesto. Es espontáneo, libre, nuevo.
Fuente:Consuelo Martín
Imagen: Gabriel Isak
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