Una forma rara de amor

Existe una forma rara de amor que evoluciona con el tiempo. Suele ser íntima, física, emocional e intelectualmente. Ninguna otra clase de amor establece unos vínculos tan fuertes. Los dos indivi­duos se suelen percibir a sí mismos como si fueran una única persona, y por ello la muerte es devastadora para ellos.

Este fue el caso de Otis.

Su amor se fue desarrollando: pasaron de ser vecinos y com­pañeros de juegos a amigos del alma. «Estábamos tan unidos que yo decía a algunas personas que era hermana mía», cuenta él.

Con el tiempo, se hicieron novios cuando eran estudiantes de secun­daria, y más tarde se casaron. No pudieron tener hijos, y dedica­ron todas sus energías el uno al otro y a su granja. Rara vez se per­dían de vista el uno del otro.

Cuando conocí a Otis, con su pelo negro y su piel sin arrugas, me pareció mucho más joven que los cerca de sesenta y cinco años que tenía en realidad. Su mujer tenía un cáncer terminal y parecía mucho mayor.

Ninguno de los dos hablaba de la próxima muerte de ella; sin embargo, dedicaban mucho tiempo a los recuerdos y a prepararse. A pesar de todo, Otis no podía prepararse de ninguna manera para la prueba que tenía por delante.

—Estoy como si me hubieran arrancado la mitad de mí mismo —dijo en el funeral de su esposa. En cuestión de pocos meses per­dió veintiocho kilos y envejeció quince años.

El duelo le resultó especialmente difícil a Otis por la falta de apoyo social que tenía. Hay pocas personas capaces de comprender un amor que evolu­ciona con el tiempo y que se comparte a los cuatro niveles.

“Vida después de la perdida”

R. Moody- D. Arcangel

Una sola alma

Los profesionales que acompañan en el duelo, suelen explicar que la persona siente como si delante tuviera un puente largo, inestable e inseguro. Un puente que sirve para soslayar un muy profundo y oscuro valle. Cada persona necesita un tiempo para cruzar ese puente y cuando llega al otro extremo puede ocurrir que la persona se hunda, que

trascienda o que simplemente continúe igual que antes de pasar el duelo.

Cada persona vive su duelo de manera distinta y una misma persona vive distintos duelos de forma diferente.

Existen personas como las de nuestra historia, que están tan unidas que se consideran la misma persona, una sola alma. Cuando una de ellas se va, la otra siente que la mitad de su alma ha muerto.

Hay personas que han trascendido, que han cambiado como ser humano, que son dulces, buenas, cariñosas y amables. Parecen felices y dedican su vida a procurar que los demás sean felices, aunque viven con media alma están contentas y no amargan la vida a nadie con su dolor y su añoranza.

Debemos admirar mucho a estos seres y agradecerles que con sólo media alma, tengan tanto amor para los demás.

Imagen: Stephanie Clair  

Mamen Lucas

Ona Daurada

Artículos relcionados:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *