En el significado del termino «conciencia» existe una inmensa diferencia entre la descripción oriental y la occidental. Para Occidente, la conciencia tiene que ver con el brillo intelectivo o con el acto presencial donde se desarrolla el conocimiento. Aunque no existe una única definición académica de conciencia. Para el Vedanta la conciencia, además de resumir todas las cualidades del rol occidental, asume varias muy interesantes. Una de las nuevas acepciones de conciencia es la de ser la sustancia de todo lo existente; otra, por extensión de esta primera definición, es la de proveer simultáneamente un saber y un saber que sabe.
El Vedanta denomina a la Conciencia Suprema o Brahman (lo que en Occidente entendemos por Dios), kutasta chaitania y a la conciencia individual jīva.
Según la tradición hindú del Vedanta Advaita (no dual), hay tres teorías que explican cómo la Conciencia Suprema, kutasta chaitania, se transforma en conciencia individual. El Vedanta utiliza estas teorías para explicar la aparición del ser humano o individuo, jīva, en el espectro de la creación.
Las tres teorías son: Como Reflejo, como Ilusión o Sueño y como Modificación.
El individuo (jīva) como reflejo
De igual manera que la superficie laminar de un lago ofrece un único reflejo del sol gracias a la quietud del agua, de igual manera el individuo (jīva) nace como reflejo de la mente universal (mahat). La aparente realidad del sol reflejado sólo existe gracias a las consideraciones que ofrece la superficie esmaltada del agua que permanece inmóvil.
Así como el agua de un estanque cuya superficie está agitada es capaz de reflejar innumerables soles, de igual forma el antahkarana (la mente) surge como uno de los incontables reflejos que acontecen en la agitación de la mente universal.
Cuando el agua del océano se mueve, forma «corrientes marinas»; mientras se eleva de su propio horizonte, genera «olas»; cuando es calentada por el sol, se «evapora»; al existir fuerte viento, su superficie salpica en pequeñas gotas. Así, de esta manera, la conciencia causal o mente cósmica —la mente de Īśvara, el señor de la creación—, por su propio poder aparece como múltiple, reflejando su propia naturaleza en otras variadas naturalezas. De esta manera, el individuo (jīva) aparece como el desencadenante de una actividad inteligente que, en realidad, es previa a él.
De la misma manera en que un espejo refleja la figura de quien está frente a él gracias a la naturaleza transparente del vidrio y a la solución de plata adherida en una de sus caras, de idéntica manera, la conciencia causal o cósmica (Īśvara) aparece como reflejada en el intelecto (buddhi) dando asiento al individuo (jīva).
El individuo (jīva) como ilusión o sueño
Así como todos los individuos presentes en un sueño son tan sólo la representación de una proyección ilusoria del soñante, así mismo el individuo (jīva) y los restantes entes diferenciados no son más que la conformación del sueño de Īśvara, el Señor creador, la inteligencia que rige ordenadamente en el universo entero.
Así, entonces, el individuo no es más que una proyección mental imaginativa cuyo poder se sostiene en que su creador es consciente, de igual manera que todos los eventos del sueño parecen reales debido a que el soñador los aviva con el propio fuego que su realidad consciente sostiene.
Desde esta perspectiva, el individuo y todo el universo son fragmentos que van y vienen por la senda de la existencia consciente o inconsciente, de acuerdo con las condiciones que el creador del sueño imponga. Sin embargo, y debido al sentido de identificación con su propia realidad ilusoria y también a la actividad dialéctica mental, cada individuo asume el rol de experimentarse a sí mismo como real e independiente, mientras que experimenta a los restantes individuos como ajenos a su peculiar naturaleza.
Según esta extraña forma de representar la existencia del jīva, el individuo no es más que parte de un sueño de quien lo crea, y su única solución para descubrir su propia verdad es despertar reconociendo que su naturaleza ya es, en sí misma, idéntica a quien lo crea.
El individuo (jīva) como modificación
Si se toma agua de un río y se vierte en un jarrón, el agua introducida adoptará la forma de las paredes del jarrón limitante; así, no se hablará más de agua sin forma alguna, sino de agua en forma de jarrón, vaso, cuenco, o de todo aquello que se adecue a retener el valioso líquido.
De igual forma, la Conciencia No–dual aparece como individual a causa de la modificación que opera sobre la mente (antakarana), como resultado de la cualidad limitante de este; de esta manera, cualquier objeto percibido goza de la cualidad individualizante de “nombre” y “forma” asociado a su vez a la cualidad cognoscente generada por la mente.
El producto final, el agua en forma de jarro, forma parte de una conceptualización individualizante que requiere, como acto cognoscible, de una conciencia individual que haga inteligente la modificación mental.
El universo, ya sea material o ideal,
es tan solo una expresión aparentemente diferenciada
de la conciencia no-dual.
La conciencia no-dual es lo Real.
Las cursivas están en Sánscrito.
Fuente: “La Búsqueda de la Nada” Sesha
Imagen: Akmal Nur
Mamen Lucas
Ona Daurada
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En relación a este tema tan importante, es fundamental el Cap. XVI del Libro I de «La Vida Divina». Allí se tratan los «tres equilibrios la Supermente» + la Ignorancia para mediar entre la Conciencia Absoluta y la conciencia ordinaria de la humanidad actual.
Muchas gracias Adolfo por tu interesante información.