¿Cómo hacer para perdonar lo imperdonable? Muchas personas aseguran que no podrían perdonar determinadas acciones que han sufrido, o determinadas maneras en las que han sido tratadas.
De hecho, es muy posible considerar el perdón como un acto irracional. Desde esa perspectiva, lo más racional cuando alguien nos hiere consiste, o bien en herir al agresor, o bien en guardarle rencor, manteniendo cuidadosamente el rescoldo de nuestros profundos sentimientos de dolor y agravio.
En otras palabras cuando una persona racional se siente herida, tiende a protegerse por tanto tiempo como sea necesario, con la finalidad de asegurar supervivencia. Desde el punto de vista de la racionalidad, arriesgar la supervivencia parece algo estúpido e inaceptable.
Miedo y amor
Considero que existen dos clases de emociones: miedo y amor. Es decir, todas las emociones negativas se basan en el temor (la anticipación del dolor carente de sentido). Por consiguiente, de no existir el miedo no existirían el dolor, el enfado, la rabia, la necesidad de venganza, etc. El amor, por su parte, puede ser considerado la antítesis del miedo.
Resulta interesante observar que, en general, consideramos que deberíamos librarnos de nuestro miedo, destruirlo, o de algún modo expulsarlo, no dejando más que el amor. Pero la experiencia me ha demostrado que, lejos de ser opuestos, el uno no puede existir sin el otro. Surgen de forma simultánea. En esta dualidad encuentran su respectiva definición.
El amor trascendente
Existe un “amor trascendente”, mediante el cual podemos aprender a “amar a nuestro miedo” y “amar a nuestro amor”. Se trata de un concepto que tal vez parezca irracional o imposible. Sin embargo en el nivel racional, podríamos definir este amor transcendente como “perdón”.
Si lo denomino “amor trascendente” es porque trasciende el aparente conflicto entre nuestra comprensión común del miedo y del amor. El amor trascendente se encuentra en un nivel superior, que incluye miedo y amor por igual. Está más allá de ambos, pero los abarca. Para mí el puente entre el miedo y el amor es el perdón.
Algunas personas han tenido experiencias tan amargas que aseguran que “nunca podrían perdonar”. Otros les aconsejan perdonar y olvidar. Algunas veces funciona. Otra solución consiste en perdonar y recordar. Es como colocar la sombra en su lugar. Por ejemplo, colocando en un museo recuerdos sobre el Holocausto nos aseguramos de no olvidarlo. No olvidamos lo sucedido, recordamos el horror. Pero recordar no tiene por qué significar descartar el perdón.
Perdonar es, en última instancia, un acto espiritual. En lo más profundo de la plena humanidad, más allá de la superficie, de las heridas y de las cicatrices, existe algo que bebe continuamente de una fuente de inocencia.
No me cabe la duda de que cada uno de nosotros somos inocentes. Sea cual fuere el comportamiento, el ser es inocente. El del ser y el del comportamiento son niveles diferentes. Sea lo que fuere lo que haya hecho, en mi esencia soy inocente. Todos lo somos. La cuestión es “¿Cómo incorporar esta conciencia a nuestro cuerpo?”
El perdón no cambia el pasado
pero amplía el futuro
Paul Boese
Fuente: Robert Dilts y Robert McDonald
Imagen: Montserrat Gudiol
Núria Batlle
Ona Daurada
Enlaces relacionados:
https://onadauradaentrena.com/definir-la-felicidad-puede-ser-dificil/
https://onadauradaentrena.com/la-empatia-es-la-aptitud-basica-de-la-conciencia-social/
https://onadauradaentrena.com/la-fuente-del-amor/
https://onadauradaentrena.com/juicios-emociones-accion/