Sobre el tiempo

SOBRE EL TIEMPO

 

Como reclamamos un futuro, vivimos cada momento a la espera, insatisfechos; vivimos cada momento de paso. Y precisamente de esta manera, el verdadero nunc stans, el presente atemporal, queda reducido al nunc fluens, el presente fugitivo, pasajero, que apenas dura uno o dos segundos. Esperamos que cada momento pase a continuarse en un momento futuro y así pretendemos evitar la muerte, precipitándonos siempre hacia un futuro imaginado.

 

Sobre el tiempo

 

Queremos encontrarnos con nosotros mismos en el futuro. No queremos sólo este ahora, sino otro ahora, y otro, y muchos más; mañana y pasado y también al día siguiente. Y así, de modo paradójico, nuestro presente empobrecido huye, precisamente porque le exigimos que termine. Queremos que termine para que pueda pasar a otro momento, a un momento futuro que, a su vez, sólo existirá para pasar.

 

Sobre el tiempo

 

Pero con esto no hemos atisbado más que la mitad de la trama del tiempo. Dado que el ser humano ahora se identifica exclusivamente con su organismo, los rasgos mnémicos (relacionados con la memoria) que están presentes de modo natural en el organismo, adquieren una importancia desproporcionada y constituyen una preocupación que le consume. El ser humano se aferra a su memoria como si ésta fuera real. Llega a obsesionarse calladamente con su “pasado”; se identifica de modo incondicional con él.

 

Sobre el tiempo

 

Como exige por delante de él un futuro real, le gusta ver un pasado real detrás y lo urde fingiendo que la memoria le da un conocimiento de sucesos pasados reales, en vez de ser una parte de su experiencia presente. Se aferra a la memoria como una promesa de que él ya existió ayer y, por consiguiente, lo más probable es que también exista mañana. Así su vida se limita al recuerdo y a la expectativa, demarcando y limitando  su presente con agridulces lamentos del pasado y conmovedoras esperanzas de porvenir. Quiere algo que circunde su presente para protegerlo de la muerte y, por eso, le pone como fronteras el pasado y el futuro.

La eternidad no es un tiempo eterno,

sino el presente real, imperturbable e indestructible.

El presente es lo único que no tiene fin.

Fuente: Ken Wilber

Imagen: Marcel Caram

 

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